Jóvenes perdidos en Monserrate contaron su dramática experiencia: “Gritábamos y gritábamos, nadie nos escuchaba”

Los menores de edad se cruzaron con un misterioso hombre que, aparentemente, les habría indicado el camino equivocado

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Los jóvenes perdidos en el cerro de Monserrate contaron su terrible experiencia - crédito Policía Nacional
Los jóvenes perdidos en el cerro de Monserrate contaron su terrible experiencia - crédito Policía Nacional

El domingo 17 de diciembre diez jóvenes se perdieron en los cerros de Monserrate, que de por sí ya tiene registro de personas que se han perdido, pese a las recomendaciones de las autoridades locales, de no desviarse del camino.

Todo comenzó con la propuesta “indecente” de uno de los jóvenes que, luego de subir y disfrutar de la hermosa vista que ofrece Monserrate, le propuso a sus amigos ir a conocer una de las quebradas casi vírgenes que tiene el cerro.

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“¿Por qué no vamos a conocer una quebrada? Sus aguas son hermosas, cristalinas”, dijo uno de los jóvenes, en declaraciones recogidas por El Tiempo.

Dramáticos momentos

Los amigos, viendo que aún estaba claro, decidieron acceder a vivir la aventura. Una vez en la quebrada, los jóvenes bañaron y departieron por unas horas; sin embargo, el sol empezaba a caer y creían que era oportuno retomar el camino a casa.

La situación se tornó compleja porque ya no reconocían el camino de regreso. No identificaron nada, no tenían ningún tipo de señal en sus celulares y los nervios los comenzaron a invadir.

Fue ahí cuando apareció un hombre que tenía en una de sus manos una canasta de huevos. Uno de los jóvenes preguntó cuál era el camino para llegar para regresar a la urbe bogotana, a lo que el extraño sujeto les dio unas indicaciones que los llevaba por una trocha, la cual, al parecer, habría provocado que los jóvenes se adentraran aún más en el espeso monte.

“Era un sendero peligroso, como detrás de Monserrate”, afirmó uno de los jóvenes al medio citado.

Desorientados por completo, los jóvenes comenzaron a reprocharse entre sí la mala decisión que habían tomado. Unos lloraban, otros se quejaban e, incluso, por las dificultades del terreno, dos de los jóvenes se cayeron, sin mayor gravedad.

“Nos encaramamos a unas piedras, pero un amigo se resbaló y se lastimó la rodilla. Nos asustamos mucho”
El cerro de Monserrate, uno de los destinos turísticos de Bogotá, especialmente en temporada decembrina - crédito Luisa González / Colprensa
El cerro de Monserrate, uno de los destinos turísticos de Bogotá, especialmente en temporada decembrina - crédito Luisa González / Colprensa

Los menores pasaron la noche en la espesura del bosque; sin embargo, en semejantes circunstancias era imposible que pudieran conciliar el sueño, debido a los constantes ruidos, la lluvia y el solo temor de nunca ser encontrados.

En su relato concedido al medio citado, los jóvenes relataron que escuchaban los ruidos de los helicópteros que los buscaban, pero a pesar de los llamados de auxilio, no eran escuchados:

“Gritábamos y gritábamos, hacíamos movimientos, pero nadie nos escuchaba ni nos veía. Era inútil”

Angustiosa búsqueda

Después de escuchar los gritos, pitos y murmullos de militares, bomberos y padres que se aventuraron en el bosque en busca de los jóvenes desaparecidos, nada que se daba el esperado encuentro. A pesar de caminar en dirección a la carretera conocida como Guadalupe, los jóvenes nunca lograron llegar, calificaron ese momento como si se tratara de un “espejismo inalcanzable”.

Finalmente, tres de los jóvenes se decidieron a ir en busca de ayuda. Así que le dieron las indicaciones a uno de los integrantes del grupo, de que se quedaran en un solo lugar, mientras ellos iban por ayuda.

Y así fue. El lunes 18 de diciembre, tras intensas labores de búsqueda por parte del Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá y la Policía Nacional, tres de los diez jóvenes fueron encontrados sanos y salvos. Fueron estos los que guiaron a las autoridades al punto acordado, donde esperaban el resto de sus amigos.

“Queríamos ayuda. Por eso cuando nos encontraron guiamos a los bomberos y a la gente del Ejército para que hallaran al resto”

A los menores solo les quedó la lección para el resto de sus vidas, cuando decidan visitar un lugar similar o incluso el mismo majestuoso cerro de Monserrate: “es mejor no apartarse del camino”.